Calamares gigantes en Japón: el hallazgo que cambia la historia marina

  • Descubren más de 1.000 picos fósiles de calamares en una roca del Cretácico en Japón
  • Identificadas al menos 40 especies nuevas y ejemplares más grandes que los peces y amonites contemporáneos
  • Técnicas de minería digital han permitido reconstruir en 3D la diversidad y dominancia de los calamares hace 100 millones de años
  • La investigación demuestra que los calamares ya eran los depredadores principales mucho antes de la extinción de los dinosaurios

Restos fosilizados de calamares de Japón

Un reciente hallazgo en las costas japonesas ha puesto patas arriba lo que se sabía sobre la evolución de la vida marina en tiempos remotos. Un equipo de paleontólogos de la Universidad de Hokkaido ha logrado desenterrar pistas fósiles que llevaban millones de años ocultas, arrojando luz sobre el papel fundamental que jugaron los calamares en los océanos durante el Cretácico. La investigación, publicada en la revista Science, recurre a técnicas innovadoras y aporta datos contundentes sobre la abundancia y diversidad de estos animales, considerados ahora los auténticos dominadores de los mares mucho tiempo antes de lo imaginado.

Hasta hace nada, se creía que los calamares solo alcanzaron su apogeo tras la desaparición de los dinosaurios. Sin embargo, los resultados de este estudio demuestran que estos cefalópodos ya eran protagonistas marinos hace unos 100 millones de años, evolucionando y diversificándose muy por delante de lo que indicaban los registros antiguos.

Rocas con secretos: el descubrimiento que cambia todo

Hallazgo fósil de calamares en roca japonesa

El punto de partida de este sorprendente hallazgo fue un bloque de roca del Cretácico superior, rescatado de los sedimentos costeros japoneses. Gracias a una técnica de minería digital de fósiles —un procedimiento que consiste en lijar la roca capa a capa y escanear en alta resolución su interior—, los científicos descubrieron cerca de 1.000 picos fosilizados de cefalópodos en perfecto estado. Estos picos, similares a pequeños ganchos curvos, son la parte más resistente de los calamares y ofrecen la mejor ventana para estudiar su pasado.

Entre todos estos fósiles, los investigadores reconocieron al menos 263 ejemplares de calamares repartidos en unas 40 especies totalmente desconocidas hasta la fecha. El tamaño de algunos de estos calamares resultó ser tan imponente que superaban incluso a los peces y amonites que convivían con ellos, cambiando así la idea de quién era el auténtico rey de los océanos mesozoicos.

El uso de la tomografía por abrasión ha sido clave en este logro. Gracias a ella, se ha podido digitalizar y reconstruir en 3D cada detalle de los restos sin perder información, mejorando enormemente la precisión de los estudios paleontológicos. Este método permite analizar microfósiles frágiles, prácticamente imposibles de estudiar con las técnicas convencionales de corte o disección.

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Los calamares en la historia evolutiva marina

Fósiles de calamares japoneses antiguos

Las conclusiones del estudio van mucho más allá de la simple descripción de nuevas especies. La cantidad y tamaño de los calamares identificados indica que estos animales ya habían alcanzado una gran diversificación y dominaban las cadenas alimentarias mucho antes de lo previsto. Según los autores, estos calamares eran no solo abundantes, sino también los principales depredadores marinos en los antiguos océanos japoneses, relegando a un segundo plano a los famosos ammonites y peces óseos contemporáneos.

La investigación también ha permitido detectar la presencia de los dos principales grupos de calamares actuales: los de aguas costeras (Myopsida) y los de mar abierto (Oegopsida). Esto implica que la radiación y diversificación de estos animales comenzó mucho antes de lo aceptado hasta ahora, reescribiendo así la historia evolutiva de los cefalópodos.

Una de las explicaciones de por qué estos calamares han pasado desapercibidos durante tanto tiempo radica en su cuerpo blando, que raramente fosiliza. Sin embargo, sus picos bucales —estructuras duras— suponen una valiosa excepción, permitiendo reconstruir su diversidad y papel ecológico en épocas remotas. Hasta este descubrimiento, solo se había identificado un pico de calamar antiguo con claridad, por lo que el nuevo hallazgo representa un avance significativo en el conocimiento sobre estos invertebrados.


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