En las últimas semanas, la mortandad de peces en el Río Blanco del municipio de Zapopan ha encendido las señales de alerta entre vecinos y autoridades medioambientales. El suceso, reportado inicialmente por residentes de la zona, activó un operativo de inspección encabezado por la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA) junto con especialistas de la Agencia de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria de Jalisco (ASICA).
Los resultados de las investigaciones apuntan a que la causa principal fue la carencia de oxígeno disuelto en el agua, un fenómeno conocido como anoxia, que resultó fatal para peces de diferentes especies y tallas. Esta situación está directamente vinculada a la presencia excesiva de materia orgánica y a la deficiente calidad del agua en el cauce.
Hallazgos tras la inspección en el Río Blanco
Durante la evaluación realizada por los equipos de PROEPA y ASICA, se identificó una importante cantidad de peces muertos flotando tanto en el agua como a la orilla. El punto donde se concentró la revisión fue el cruce de la calle José María Morelos y el Antiguo Camino a Copalita, destacando la presencia de agua turbia, una coloración oscura y un fuerte olor desagradable.
Entre los aspectos que llamaron la atención está la actividad de limpieza observada en una hacienda adyacente al río, donde se vio a una persona empleando herramientas para retirar peces muertos y depositarlos en una canasta de plástico dentro de una lancha. Las autoridades intentaron obtener información oficial, pero el personal de seguridad de dicho lugar limitó el acceso y se negó a proporcionar datos sobre responsables o el manejo de los ejemplares retirados.
Las necropsias practicadas a los peces confirmaron la ausencia de enfermedades o daños visibles. El análisis concluyó que el deceso de los animales se produjo en un periodo menor a 48 horas antes de la inspección, reforzando la hipótesis de que la falta de oxígeno fue el desencadenante.
Causas biológicas y ausencia de tóxicos
Los reportes elaborados por las dependencias estatales descartaron la presencia de contaminantes químicos peligrosos o de agentes patógenos en el agua o en los ejemplares examinados. Según los técnicos de ASICA, la situación corresponde a un proceso natural agravado por la acumulación de residuos orgánicos en el cauce, que provocó el descenso del oxígeno a niveles incompatibles con la vida acuática. El estado de los ecosistemas acuáticos.
En paralelo, se detectó que la mayoría de los peces muertos provenían del entorno de la mencionada hacienda privada. Aunque las autoridades han continuado reuniendo pruebas, no se ha detallado si existen vertidos recientes o actividades puntuales que hayan favorecido la aparición del fenómeno.
Además, las investigaciones señalaron que el agua del río presentaba altos niveles de contaminación orgánica, hecho evidenciado tanto por el aspecto visual como por el olor, típico de procesos anaerobios ocasionados por exceso de materia en descomposición.
Acciones y notificación a autoridades federales
La Procuraduría Estatal ya notificó del caso a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), dado que el manejo y la sanción por contaminación en cuerpos de agua recae en la competencia federal. Esta instancia deberá profundizar en las indagatorias para determinar si en el origen del suceso existió alguna descarga o acción que pueda ser sancionada conforme a la ley.
El Código Penal Federal establece penas importantes para quienes viertan residuos peligrosos que afecten la flora, fauna o la calidad ambiental, abarcando desde prisión hasta fuertes multas económicas si se comprueba una responsabilidad directa.
En cuanto a los restos de peces y la limpieza observada dentro del predio privado, no se ha informado si se abrirán procedimientos legales específicos sobre el manejo adecuado de la fauna muerta.
Las autoridades continúan vigilantes y no descartan nuevas acciones para evitar que este tipo de sucesos se repita en el futuro, mientras que la comunidad sigue pendiente de los resultados de las pesquisas federales y de las medidas para mejorar la calidad del agua en el Río Blanco.
Este evento evidencia la importancia de vigilar la calidad del agua y la adecuada gestión de residuos orgánicos para preservar los ecosistemas acuáticos. Aunque no se ha encontrado evidencia de contaminación tóxica, el exceso de materia orgánica sigue siendo un riesgo para la vida de los peces y la salud ambiental del cauce.