El pez conocido como vieja de agua se caracteriza por sus extrañas formas exteriores, debido a las placas que recubren sus cuerpos y de los que se han descrito más de veinte especies que pertenecen a la familia Loricaridae. Comúnmente también se le conoce como vieja negra; vieja de cola; vieja de látigo, entre otros, ya que su aspecto es poco vistoso pero una especie importante como limpia fondos o vidrios.
Estos peces se caracterizan por la protección de sus cuerpos, revestidos de placas o escudos que los recubren como si fuera una armadura.
De coloración negro pardusca, posee grandes placas en la zona dorsal y flancos, presenta una aleta dorsal pronunciada, espinosa en sus rayos y una cola de generosas dimensiones. Su aleta ventral es mayor que la anal.
Es un pez de agua dulce y de fondo, y prefiere las aguas cálidas. Tiene escasa movilidad ya que permanece quieto mucho tiempo esperando el paso de su presa para abalanzarse y tomarla.
Si bien, la vieja de agua acostumbra a limpiar las superficies rocosas del fondo y las hojas de las plantas acuáticas, en los acuarios permanecen adheridos a los vidrios u otras superficies por los labios, lo cual son funcionales porque rascan las algas y los vegetales, importante para el buen funcionamiento del acuario, son los que llamamos comúnmente como limpiadores de algas.
Su forma de reproducción es muy curiosa, ya que llevan el racimo de huevos fecundados en una cavidad bajo el maxilar inferior y que no abandonan hasta la salida de las crías. Son muy protectores con sus crías llegando incluso a ser agresivos sin ven peligrar sus crías.
Se alimentan de: mojarras, bagrecitos, sábalos, boguitas y microorganismos de las aguas que habita, además se alimenta del fango orgánico.
Estos peces crecen muy rápidamente, por lo que pueden llegar a medir entre 15 y 40 cm, esto hace que en un pequeño acuario no sean muy útiles.